Un café para soñar: entrevista a Lluis Tarín sobre utopía y educación

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Abstract

El profesor Lluis Tarín, asesor de la Fundació Jesuïtes Educació, es entrevistado por la investigadora Ana Luisa Muñoz. En la conversación da a conocer los fundamentos de su mirada pedagógica y del proyecto educativo Horitzó2020, que se ha constituido como uno de los más innovadores en Cataluña.

Palabras clave

Innovación educativa, España, Horiztó2020

Por Ana Luisa Muñoz García, UniveRsidad Andrés Bello

Revista de Educación Andrés Bello, Nº2, 2015
ISSN 0719-7403 versión en línea
Recibido: 1 noviembre 2015
Aceptado: 20 diciembre 2015

Unos cuantos cafés para decir que reflexión, pasión y compromiso podrían ser las tres palabras que describen a Lluis Tarín, uno de los principales arquitectos del Proyecto Horitzó 2020, iniciativa educacional que se está desarrollando desde hace 4 años en Barcelona, España. Horiztó2020 (u Horizonte2020) busca transformar la educación desde y con los actores del proceso de educación, mediante la participación activa, el debate y la reflexión en torno al tipo de educación que sueñan estudiantes, educadores y padres que pertenecen a la comunidad Jesuitas Educación.

El proyecto involucra ocho escuelas, con un universo educativo de 11.000 estudiantes, 1.381 educadores y 2.173 padres y madres, durante los años que lleva en marcha. Con ellos, ha buscado en su primera etapa recoger los sueños y deseos de todos los implicados en el proceso educativo, incluidos los propios estudiantes que han aportado cerca de 45.000 ideas acerca del tipo de educación que quieren y sueñan. En un sistema educacional donde el estudiante poco opina y participa en la toma de decisiones sobre qué y cómo estudiar, este proyecto levanta una alternativa que da voz a los diversos integrantes de la comunidad educativa, construyendo la escuela que se quiere en el siglo XXI.

Con la intención de conocer más a fondo el proyecto, la Facultad de Educación de la Universidad Andrés Bello, decidió invitar a quien es uno de los principales constructores de este sueño, y de esta forma conocer el proyecto, el tipo de educación que están levantando y sus reflexiones sobre los desafíos de la educación hoy.



Ana Luisa Muñoz: ¿De dónde viene la pasión por la educación, pero al mismo tiempo por investigar sobre educación?

Lluis Tarín: Mis raíces son educador de calle. Me formé pasando tiempos libres en los campamentos y las colonias. En todos estos tiempos extraescolares, muy ligados a lo que es la pedagogía activa, a lo que es aprender haciendo, encontré la materia prima para mi primer librito: “Juegos en la casa y en el bosque”. Lo escribí cuando tenía 17 o 18 años. Quise entender el modo como jugaban los niños y niñas. Quise descubrir las diferencias en sus estilos de juego. Quise descubrir el modo como empleaban el lenguaje, cuando se encontraban en situaciones de juego. Quise conocer qué tipo de juegos eran más apropiados para cumplir fines formativos, para cada tipo de niño o niña. Creo que ahí está el sello de mi mirada educativa: primero observar y luego investigar, para descubrir la racionalidad que subyace a las prácticas. Mi trabajo de investigación en el campo educativo está vinculado a la mirada propia de la investigación acción.

ALM: En Chile no es muy común tener esta combinación de pedagogo- investigador. Tenemos muchos economistas, sociólogos o psicólogos haciendo investigación sobre educación. ¿Cuál sería el plus, según Ud., sobre ser investigador y ser pedagogo, investigando sobre educación? ¿Qué tiene el investigador que no es pedagogo, y el pedagogo que no es investigador?

LT: El investigador que no tiene una vivencia directa de la pedagogía tiende a diseñar investigaciones formalmente muy correctas, pero que te alejan de la realidad, que te alejan de aspectos emocionales, vivenciales, experienciales, que son parte del hecho educativo. Yo creo que la combinación del educador con el investigador da a tu trabajo un sello más etnográfico, más clínico, que te permite aprehender a lo sin par, que te permite enriquecer tu análisis a partir de tus propias emociones, de lo que te ocurre en el para mí y desde mí, reconociendo que toda investigación, incluida la más rigurosa, sigue siendo parcial… Creo que es fundamental enriquecer nuestros estudios recogiendo lo que las personas sienten, lo que piensan, cómo lo viven, desde dónde lo sienten, y cómo esto va transformando su actuar….

ALM: Hablemos de su Proyecto. Eduardo Galeano plantea que la utopía es como el horizonte. Cada vez que uno camina dos pasos, ese horizonte se aleja dos pasos y para eso sirve la utopía, para caminar. ¿Qué tanto tiene de lo que dice Galeano el Proyecto Horizonte? ¿Es un proyecto utópico?

LT: Es utopía total. Incluso la definimos así: utopía es lo que está fuera del topos, pero para nosotros debe ser algo alcanzable, porque si la utopía es inaccesible, se convierte en una quimera, es decir, en algo bello, pero que quizás nos inmoviliza. Hay que perderle el miedo a las utopías. A veces pensamos que lo utópico nos puede hacer perder el tino. Para evitar que eso suceda, tocamos el piso muchas veces y no dejamos emerger la utopía. Nos autocensuramos, poniéndole un techo a la realidad, que puede ser de cristal, pero es un techo igual, ¿no? Una de las características de todo el movimiento Horizonte 2020 ha sido ir en sentido contrario, estimulando al colectivo conformado por los profesores, profesionales no docentes, padres, madres y estudiantes, a liberarse de las ataduras que muchas veces nos anteponemos, generando las condiciones para que la utopía emerja.

Lo que buscamos es utilizar el deseo, la ilusión, para movilizar a la comunidad. Es importante socializar la ilusión. A veces las colectividades piensan que solo algunos de sus miembros pueden tener utopías. Lo que nosotros pensamos es que las utopías las pueden tener todos, especialmente nuestros alumnos. Nos interesa que los alumnos participen de este camino del sueño, diciéndonos lo que esperan de sí mismos, cómo quieren que sean sus profesores o la educación que van a recibir. Usando una terminología más actual, de otros campos profesionales, lo que buscamos es incorporar al usuario en el diseño del proyecto al cual estamos invitando a participar.

ALM: El Proyecto Horizonte igual se fundamenta en la idea de cambio que se requiere, un cambio del modelo educativo. ¿Por qué se requiere hoy un cambio educativo?

LT: Porque el modelo que tenemos ya no nos sirve para formar personas entre personas, para lograr que se ubiquen mejor en el mundo, que lo habiten mejor, para ser más felices, para dar vida a una sociedad más justa, más equitativa, que dé oportunidades a todos y no solo a unos cuantos…. El modelo educativo que tenemos nos ha permitido entender el mundo en un plano intelectual y controlarlo. Pero no nos ha permitido brindar a los niños y niñas el tipo de formación que te menciono. Tampoco ha permitido transformar ese mundo.

ALM: Siguiendo esa misma línea, este proyecto se basa en una idea humanista de posicionar al centro las emociones. ¿Cuál es su diagnóstico respecto al lugar que han tenido o tienen hoy en día las emociones en la educación?

LT: Los aspectos emocionales han sido sistemáticamente olvidados tanto por la praxis educativa como en el campo de la investigación, incluso por aquella investigación que tiene una orientación más psicológica. El énfasis que se ha puesto en conocer los condicionantes del aprendizaje, ha hecho que se releven en exceso los aspectos cognitivos. Esto es un error. La dimensión emocional, tal como ha demostrado la neurociencia, desde hace tiempo, es fundamental. No es posible aprender sin emociones. A más emociones, más aprendizaje.

ALM: Es una educación bastante transformadora la que Ud. está planteado.

LT: No bastante. Del todo.

ALM: De allí la invitación constante a soñar e imaginar… ¿Qué necesitamos en la educación para desarrollar la imaginación, una imaginación transformativa?

LT: Muy buena pregunta. La respuesta más inmediata sería que necesitamos potenciar la creatividad. Pero esto es excesivamente genérico. Yo pienso que lo que se necesita es perder el miedo a volar. Eso significa reconocerse uno mismo y colectivamente como un ser humano que tiene muchas más posibilidades de las que a veces nos auto-reconocemos o las que nos permiten vislumbrar los sistemas socioeconómicos bajo los cuales vivimos. Esta capacidad para descubrir que tenemos una gama amplia de posibilidades y alternativas es lo que nos da permiso para la transgresión, la transgresión creativa, la transgresión útil (hay transgresiones que no son útiles). La utilidad no es esa utilidad un poco egoísta definida en función de lo que unos pocos piensan. La transgresión de la que te hablo es aquella que podemos decidir todos. De eso se trata, que entre todos nos atrevamos a ser creativos, que podamos usar la imaginación para liberarnos, un poco bajo la mirada de la que nos hablaba Paulo Freire.

ALM: ¿Cuáles han sido los desafíos que han ido enfrentando durante este proceso de cambio e implementación de un proyecto alternativo y transformador?

LT: El desafío es atreverse a soñar. El desafío ha sido el hacerlo juntos, pero dándonos el tiempo necesario para no pasar a la acción de inmediato. Uno de los errores que cometemos, cuando vislumbramos un camino, es lanzarnos a recorrer ese camino muy rápido. La experiencia nos ha enseñado que esto puede tener sus ventajas, en más de algún sentido, pero tiene una cantidad de inconvenientes, que luego pueden repercutir en el tiempo de la transformación que se ha propuesto. Y para que haya persistencia en el tiempo y hayas preparado muy bien el terreno, en vez de pasar rápidamente a la acción, debes pasar más tiempo pensándolo bien, preparando la situación con tiempo. De lo contrario, vas a correr el riesgo de pasar a la acción de las cosas y que no funcionen bien, y esto incide directamente en la línea de acción de la persistencia, lo que nos desanima. Y entonces, se nos presenta, mirando así desde lejos el panorama de las reformas, numerosas innovaciones y mejoras como una especie de modelo lleno de parches, como si fuera un pastiche lleno de parches. Esto es abominable, no lleva a nada, más que a un pasticheo fatal. En un campo donde todo es pastiche, parches ¿sabes qué ocurre? Desde nuestro punto de vista, siempre será un terreno perfecto para que al final no pase nada. Miento, para que pase lo que aquellos que tienen el poder, desde siempre, quieren que pase. No me meto ahora políticamente en quien tiene el poder, sino que me refiero a quienes lo tienen siempre, que es distinto, es una cosa diferente, de arriba, de abajo, del medio, de lo que sea ¿sabes?

ALM: Uno de sus libros más interesantes y que llama la atención por el título es “Enseñanza y desobediencia”. Parecen dos conceptos incluso contradictorios en el mismo título, pensando en cómo está organizada la educación en sus fundamentos, si uno hace una arqueología de la educación. Desde ahí, ¿qué es lo relevante de enseñar a desobedecer, y por qué es tan importante?

LT: Enseñar desobediencia es una mirada de corte anarquista, claramente, escrita en mis años jóvenes. De ello no renuncio, aunque ahora escribiría de forma diferente, porque uno mismo va transformándose. Aquí la idea que sigue siendo para mí válida como un sendero de emoción, como un norte, es que debes enseñar a las personas a que tengan un proyecto vital propio, a que tengan un sentido de la vida propio y sobre todo a que conduzcan su propia vida. Te encuentras con personas que son pasto y están a merced de los poderes establecidos para ser carne de cañón de la sociedad. Enseñar a desobedecer no es otra cosa que enseñar a ser uno mismo. Para enseñar a ser uno mismo, para enseñar a pilotar la propia vida, para enseñar a tener un proyecto vital muchas veces hay que ayudar en la palabra, hay que ayudar a desarrollar personas más libres y para que sean más libres, a veces, no siempre, pero a veces, hay que enseñarlas y ayudarles a que desobedezcan. Hay que ayudarles como hacen los adolescentes, muchas veces desobedeciendo y enfrentándose a las figuras paternas o de autoridad para encontrar su propio camino. Así encuentran su propio yo, encuentran su manera de ser. Claro que como en todas las cosas de la educación, cuando es en profundidad no es un tema de reglas, no es un tema de normas. Aquí la educación, cuando enseña a desobedecer, es cuando más se parece al trabajo de un artista, que no es el trabajo de un artesano, ni tampoco es el trabajo de un artífice que pone técnicas y artesanía. El trabajo educativo es un trabajo del artista, es un trabajo distinto.

ALM: Una de las descripciones del libro es la invitación constante a la reflexión en la conciencia crítica, para pasar o para llegar a un proceso liberador de desobediencia. En un contexto donde la filosofía y la historia como pasos de reflexión están reducidos en los currículos escolares, la pregunta que emerge es ¿cómo posicionamos esa necesidad de reflexión crítica dentro de la educación?

LT: Si no hay reflexión crítica en la educación es muy difícil concebir personas con proyecto propio. Hay que introducir de manera sistemática en los tiempos escolares, momentos de reflexión, momentos de meta-aprendizaje, momentos de meta-cognición, donde los alumnos y el profesorado, conjuntamente con ellos, reflexionen sobre esto que estamos haciendo, cómo nos afecta y por qué, qué creencia estamos poniendo en marcha. Cuando se toma conciencia de que lo que nos ocurre, vamos a hablar de lo fenomenológico y entra en el campo de las creencias, de la cultura y los valores. Y cuando se hace esa reflexión, preparando y adecuando en función de las edades de nuestros alumnos, cuando esto se hace sistemáticamente, es cuando se consigue hacer filosofía. Es decir, cuando se despliega este amor por conocer el por qué de las cosas a nivel cotidiano. Por eso en este nuevo paradigma de educación 2020, en nuestras aulas y como una prueba experiencial cada día, en los cursos hay un espacio introductorio para este reflexión. Ahí los momentos son unos 20 minutos del comienzo del día. Se puede empezar con un momento más sosegado, a veces se empieza con una noticia que ha aparecido en el periódico, a veces se empieza con una anécdota porque es el santo de un chico o una chica o el cumpleaños o porque a un chico o una chica se le ha muerto su abuelito, se empieza por situaciones muy vivenciales, siempre yendo más allá del fenómeno, yendo a la reflexión. Cada día se hace exactamente lo mismo ¿Qué hemos aprendido hoy? ¿Con qué nos hemos encontrado? ¿Qué nos ha hecho vibrar? ¿Qué nos ha puesto alegres? ¿Qué nos ha puesto más tristes? ¿Qué nos ha movilizado mucho y nos ha dado energía? Cuando los chicos y chicas con diferentes edades piensan sobre esto, están pensando en el por qué de las cosas y la consecuencia. Así, no solo empiezan a ser más dueños de sí mismos, sino que empiezan a entender lo que es tener un proyecto vital, y lo que es importante en la vida, y lo más relevante, encuentran gusto por hacerlo y se convierten en filósofos, amantes de esto.

ALM: Ud. viene en un momento en que Chile está en un proceso de reforma educacional a nivel país. Uno de los temas más relevantes es el proceso de reforma en la carrera docente. Según su experiencia y lo que ha estado reflexionando ya durante estos años, ¿qué debería estar al centro de un proceso de reforma de formación inicial docente o que debería ser el centro de formación de profesores en cualquier universidad independiente del proyecto?

LT: La praxis, la práctica. Para mí, el centro del currículo no debe ser el conocimiento directo, para mí debe ser la práctica. Es lo que debemos reflexionar, poner en el centro la praxis. Lo que estoy diciendo es: si colocas en el centro el hacer y, en consecuencia, reflexionar sobre lo que haces, planificar lo que vas a hacer, buscar las razones del porqué hacer esto y no otra cosa, el hacer se convierte en el punto clave. En vez de recordar cosas o incluso solventar problemas de cosas o entender paradigmas, cuando tú colocas esto en el centro, desde mi punto de vista, cambias totalmente la dinámica de aprendizaje y el aprender a hacer se convierte en algo que parte del hacer del profesor. No el de comprender cómo hace un profesor, que son cosas distintas. Evidentemente que en su momento deberás entender cómo hace un profesor, pero sobre todo, lo que debes aprender es a hacer de profesor y hacer de profesor solo se puede aprender haciéndolo. A algunos, esto les puede parecer radical, pero es lo que me dice mi experiencia. Si yo fuera Rector de una Universidad y tuviera más facultad para formar maestros, haría maestros profesores, daría mucha potencia a partir de la praxis, empezaría rápidamente por la experiencia, en vez de tener uno o dos cursos para entender todo esto. A partir de ahí, iría haciendo reflexión, metacognición, etc. No aprenderían menos, por lo menos aprenderían lo mismo, pero tendríamos una ventaja, al contar con muchísima más experiencia. Necesitamos profesores cuya vocación no sea algo que con el tiempo se pierde y frustra. Ya sé que no todas las personas tienen esa sensación de llamada a educar, no todas. Pero hay muchas personas, hay muchas personas que sienten esa llamada. Entonces es un despilfarro, como del mismo orden que a veces despilfarramos las aguas y los bosques haciendo papel, pues entonces, es un despilfarro hacer perder la ilusión a una persona que ha hecho la elección de querer ser profesor. Y esto nos pasa, esto nos pasa muchísimo.

Quizás no se puede hacer todo cambio de golpe, pero empecemos con el 40%. Lo importante es el punto de vista, lo importante es tomar conciencia, analizar bien las situaciones, observar los centros. Muchas veces tenemos los prejuicios, todos llevamos unas mochilas respecto a las concepciones de aprender, las concepciones de cómo se aprende y se enseña. Hay muchos compañeros nuestros, míos, que tienen la creencia, y la siguen en su intimidad más profunda, de que mostrar es la condición sine qua non para que uno aprenda. Entonces, si yo muestro bien, el otro aprende rápido, y mostrar muy bien es enseñar bien. De esta forma, enseño lógicamente con ejemplos, muestro con ejemplos, hasta con rayo láser, muestro con dibujos, y mientras más y mejor muestro, deduzco que el otro seguro aprenderá. Esto es un error tremendo. Cuando hayas tomado conciencia de las mochilas que llevas, cuando estés atento a lo que otros, que también observan sin filtros, empiezan a ver, se debe realizar una observación que tiene que ser individual y en conjunto. Y luego, cuando ya has visto que está todo encima de la mesa, “des-filtrado” al máximo, puedes pasar a un tercer punto, que es: desde todo esto, desde mi yo, y desde el yo del equipo, ¿qué nos implica?, ¿cómo resuena todo esto en mi interior? Porque si resulta que yo entiendo, y caigo del burro o del caballo y me doy cuenta de que se aprende no por mostrar, sino por hacer, esto ahora me lleva cambiar a otros, o no voy a cambiar nada y voy a seguir mostrando. Pero muchas veces nos quedamos aquí, nos quedamos en esta fase y estamos contentos, felices, porque hemos llegado a tomar conciencia profunda de la situación. Y hay que pasar a la acción, porque si no somos muy conscientes, no transformamos nada. Entonces hay que pasar a la acción, y para pasar a la acción no puedes pasar de manera precipitada, tienes que pasar haciendo pruebas piloto, haciendo prototipos. Pero esto lo tienen muy claro los diseñadores. Hoy en día esto se llama prototipaje: en la industria no montan, no hacen un coche, 300 mil millones de coches de golpe. Los hacen de uno, dos, o tres, los prueban. Esto que es de cajón y es más viejo que la sopa de ajo: hagamos un prototipo. Prototipar es aprender del futuro. Yo puedo aprender del pasado, reflexionando, pero puedo aprender del futuro, haciendo realidad lo que yo me imagino que debería ser. Modificando y haciendo, estoy aprendiendo, y cuando ya he aprendido, entonces lo difundo y lo hago extensible.

ALM: En Chile hoy la educación está muy segmentada, y eso atenta contra la calidad de la educación. ¿Cómo se abordan los problemas de segregación en un modelo cómo el que Ud. propone?

LT: No lo sé, no lo sé, porque aquí entramos en otro terreno. Estas segregaciones no corren, porque son un reflejo de los poderes políticos distintos, poderes políticos que tienen un aval por los votos y por las dinámicas internas del aparato de los partidos políticos. En el fondo, estamos tocando el tema central de los humanos, que es cómo nos influenciamos y cómo nos manejan el poder y dominación los unos sobre los otros, es un tema muy complicado. Ante este tema, mi camino, nuestro camino, el camino en este caso de los Jesuitas en la educación es intentar educar personas que piloten la propia vida, que sean personas entre personas, que sean capaces no sólo de ser conscientes, sino que sean compasivas, es decir, personas que sean capaces de darse cuenta de los que sufren, de darse cuenta de los que tienen menos, darse cuenta de las inequidades, de ver las injusticias. Pero además, personas no solo conscientes y compasivas, sino comprometidas, y para eso se necesita ser personas conscientes, creativas.